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Ciudad Victoria, 23 de junio.-La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) mantienen abierta una investigación tras la caída de basura espacial de la empresa SpaceX en territorio mexicano, específicamente en las playas del estado de Tamaulipas.
Se trata de restos provenientes de un cohete Starship que explotó durante pruebas en la base de lanzamiento de Starbase, en el sur de Texas el pasado 18 de junio, cuyos fragmentos metálicos y plásticos fueron encontrados en Playa Bagdad de Matamoros.
Autoridades ambientales, acompañadas de científicos y personal especializado, realizaron un operativo de inspección por vía marítima, ingresando por la desembocadura del Río Bravo. Durante la revisión, confirmaron que la explosión del cohete tuvo un alcance considerable, evidenciado por la vegetación chamuscada en la orilla mexicana del río y la presencia de residuos como tanques, tubos de acero y otros materiales aeroespaciales.
Elías Ibarra, presidente de Conservación e Investigación de la Biodiversidad, quien participó en el recorrido, explicó que uno de los hallazgos más alarmantes fue un tubo de acero de aproximadamente 80 centímetros que, tras salir disparado, impactó y partió un árbol de gran tamaño. “Fue impactante ver cómo la explosión tuvo efectos a varios kilómetros y cómo afectó directamente al ecosistema costero”, dijo.
De acuerdo con los especialistas, algunos de los materiales encontrados podrían contener fósforo blanco, un compuesto químico altamente reactivo que representa un serio riesgo tanto para la salud humana como para la vida silvestre. Este tipo de residuos, además, amenaza gravemente a especies protegidas como las tortugas marinas, actualmente en su temporada de anidación.
Ante la gravedad del hallazgo, la Profepa activó un protocolo especial de respuesta ambiental, en coordinación con la Secretaría de Marina (Semar), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y grupos de voluntarios del campamento tortuguero en la región.
La zona será objeto de una evaluación técnica para determinar la magnitud del impacto ecológico. Funcionarios de alto nivel, junto con expertos independientes, están reuniendo pruebas para establecer si se han vulnerado normativas internacionales sobre desechos espaciales que afectan la soberanía territorial y ambiental.
El caso ha generado inquietud entre comunidades científicas y ambientales, ya que podría sentar un precedente sobre la responsabilidad de empresas aeroespaciales en accidentes que cruzan fronteras. Mientras tanto, se espera un dictamen oficial que esclarezca si SpaceX deberá responder por los daños causados en el ecosistema del delta del Río Bravo y las costas del Golfo de México.