Coatepec, Xico y Naolinco, tres joyas veracruzanas que debes recorrer

Xalapa, Ver., miércoles 02 de julio de 2025.- En el corazón de Veracruz, la Región Cultura y Aventura ofrece una experiencia inolvidable que entrelaza historia, naturaleza y tradición. Desde la ciudad de Xalapa, punto de encuentro y capital del estado, es posible emprender un recorrido circular por tres Pueblos Mágicos que abrazan esta región y conservan con orgullo una herencia milenaria: Coatepec, Xico y Naolinco.

Xalapa, con su impresionante vida cultural, desde museos, parques y cafés bohemios, es el lugar perfecto para reunirse y planear esta ruta entre amigos. Su cercanía con los pueblos vecinos la convierte en el punto ideal para comenzar el camino.

Esta zona no solo destaca por sus paisajes serranos y su clima fresco, sino por ser un espacio donde confluyen las raíces ancestrales de los pueblos totonaca, náhuatl y otomí, cuyas cosmovisiones veneraban la relación sagrada entre la tierra, el agua y el fuego. Volcanes, ríos y bosques no son aquí simples accidentes geográficos, sino entidades vivas que han acompañado la historia de sus habitantes desde tiempos inmemoriales.

El primer destino es Coatepec, conocido como la tierra del café y la neblina. A tan solo 15 minutos de Xalapa, este pueblo seduce con sus calles empedradas, sus casonas coloniales y su aroma inconfundible a café recién tostado.

Caminar por Coatepec es entrar en un lugar donde cada esquina cuenta una historia: desde las antiguas leyendas resguardadas en sus muros, hasta las historias que nacen en las tradicionales cafeterías artesanales, donde una buena charla entre amigos se acompaña con una taza del mejor café de altura.

Visita sus fincas cafetaleras y adéntrate en un legado agrícola que transformó la región, no olvides practicar senderismo hacia el Cerro de las Culebras; este recorrido permite contemplar un mar de montañas cubiertas de neblina que recuerdan la conexión espiritual con la naturaleza que los pueblos originarios siempre respetaron.

A solo 20 minutos se encuentra Xico, un pueblo donde la tradición vive en cada color, en cada fiesta, en cada platillo.

Durante sus festividades, las calles se llenan de alfombras de aserrín que evocan símbolos religiosos y ancestrales, y sus habitantes conservan rituales y costumbres que reflejan una herencia prehispánica fusionada con la influencia colonial.

Pero Xico también es aventura: basta con adentrarse en sus bosques para encontrar cañones y cascadas, lugares sagrados en la cosmovisión totonaca que representa el flujo incesante de la vida.

Si lo suyo es vivir la adrenalina al máximo, pueden lanzarse en tirolesa o recorrer senderos entre montañas, y al regresar, dejarse envolver por los sabores del mole xiqueño, una receta que ha pasado de generación en generación y que representa el mestizaje culinario de esta tierra fértil y generosa.

La última parada, en un trayecto de aproximadamente una hora hacia el norte, es Naolinco, un pueblo donde el arte y la memoria se funden en cada objeto de piel trabajado a mano.  Este lugar, enclavado entre montañas, ha perfeccionado a lo largo de generaciones la elaboración artesanal de calzado, bolsas y chamarras.

Caminar por sus calles es visitar talleres donde el trabajo manual se convierte en símbolo de identidad y orgullo. Pero Naolinco también guarda una de las tradiciones más conmovedoras del estado: la Cantada, una ceremonia que se realiza durante el Día de Muertos, en la que la comunidad, entre música y coplas, honra a quienes ya partieron, reafirmando la visión cíclica del mundo que compartían los antiguos pueblos mesoamericanos.

Y para quienes buscan tranquilidad, sus paisajes montañosos ofrecen caminatas al atardecer y miradores desde donde se contempla el valle, mientras la conversación fluye y el alma descansa.

Esta ruta no solo es una invitación a descubrir pueblos pintorescos, sino una oportunidad para reconectar con la historia profunda de Veracruz, con sus expresiones culturales que aún siguen vivas, sus sabores auténticos y sus paisajes que aún susurran historias antiguas.

Si tu estancia se alarga, los tres Pueblos Mágicos cuentan con una amplia y acogedora oferta de hospedaje; desde cómodas cabañas enclavadas en la montaña y hoteles boutique en antiguas casonas, hasta posadas familiares y hospedajes con vista al bosque o al río, encontrarás opciones para todos los gustos y presupuestos, con el encanto y la hospitalidad que distinguen a la región.

Y si planean vivir esta experiencia con acompañamiento experto, los tres pueblos cuentan con tour operadores certificados, quienes ofrecen recorridos guiados, experiencias temáticas, actividades de aventura o culturales y visitas personalizadas. Ellos conocen cada rincón y comparten con orgullo la historia, la gastronomía y los paisajes de esta tierra mágica, garantizando una experiencia auténtica, segura y enriquecedora.

Ya sea para compartir andanzas, saborear el presente o mirar con respeto el pasado, la Región Cultura y Aventura te espera con los brazos abiertos y el corazón latiendo entre volcanes, ríos y memorias ancestrales.

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