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Comala, México, 14 agosto.– Comala, un pintoresco pueblo enclavado en las laderas colimenses, ofreció a Juan Rulfo la inspiración para escribir su novela más emblemática, «Pedro Páramo», al punto que bautizó a la localidad ficticia con el mismo nombre, lo que colocó al hoy llamado Pueblo Blanco de América en el mapa literario del continente.
Las casas encaladas con tejados de barro rojo delinearon un escenario que evocó el México profundo que Rulfo plasmó en su obra, y hoy en día ese mismo entorno atrajo a miles de visitantes que caminaron por sus calles empedradas, iluminadas por la luz del sol y enmarcadas por bugambilias en flor.
La Plaza Principal de Comala recibió cada día a turistas nacionales y extranjeros que se sentaron junto a la escultura de Juan Rulfo, instalada frente al quiosco de hierro forjado, en un homenaje permanente al escritor jalisciense que encontró en este pueblo la voz de su obra cumbre.
El Volcán de Fuego, que se alzó majestuoso a la distancia, ofreció un telón de fondo que no solo enriqueció el paisaje, sino que complementó la experiencia para quienes decidieron pasar la noche en alguna hacienda local, despertando con la vista del coloso y el aroma del café colimense.
La oferta turística de Comala se fortaleció con recorridos culturales y gastronómicos, en los que los visitantes descubrieron la historia del pueblo, disfrutaron de la música tradicional y probaron platillos típicos en fondas y restaurantes que conservan el sabor regional.
Guías locales coincidieron en que «Comala no solo es un lugar para visitar, sino para sentir», al destacar la conexión emocional que provoca en quienes reconocieron en sus calles los pasajes descritos en la novela de Rulfo.
Las autoridades de turismo de Colima impulsaron la promoción del pueblo como un destino que conjuga literatura, naturaleza y arquitectura colonial, con el objetivo de atraer a un público interesado en experiencias culturales auténticas.
Desde su reconocimiento como Pueblo Mágico, Comala consolidó su imagen como un lugar donde la ficción y la realidad se entrelazan, ofreciendo una experiencia única que ha perdurado en la memoria de quienes lo visitan.